La historia de nunca acabar. Una verdadera maldición para la cual Cruz Azul no encuentra remedio. En eso se ha convertido América. Un fantasma de carne y hueso, con nombres y apellidos.
Ambos llegaron al duelo jugando los papeles que mejor saben representar: La Máquina, como inquisidor de unas Águilas al pie de la guillotina.
Y sin embargo, el guión fue el mismo. América mostró su mejor versión ante su cliente azul, al que le tiene tomada la medida desde hace seis años y que, al menos de forma provisional, le hace renacer de entre sus cenizas.
Hasta los protagonistas fueron los mismos. Salvador Cabañas abrió la cuenta al minuto cinco, instantes después de que Landínn tuviera a Ochoa a su merced y no pudiera definir.
El 2-0 fue obra de Ismael Rodríguez y 'Chava' cobró de forma excepcional un tiro libre para dejar mudo al Estadio Azul. Los cementeros no lograron reponerse. Zeballos descontó tras marcar desde el punto de penal, pero la historia estaba escrita con antelación.
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